«Y les daré a ellos en mi casa y dentro de mis muros un monumento y un nombre (un “yad vashem”)… que no serán arrancados»
(Isaías, cap. 56, 5)
Desde 1954 Yad Vashem se ha dedicado a cumplir su misión de preservar la memoria de los seis millones de judíos asesinados en el Holocausto, recopilando sus nombres, la máxima representación de la identidad de una persona.
Nuestro objetivo es presentar a los judíos como seres humanos que encarnan identidades visibles, que los alemanes planearon destruir en nombre de una ideología racista y genocida. De las cenizas y las ruinas, asumimos el compromiso de devolver la humanidad a las víctimas y sacar del anonimato a las familias y las comunidades, así como su cultura, aniquilada durante el Holocausto.
Los nazis pretendían deshumanizar a los judíos, reducirlos a meros números, exterminarlos y borrar sistemáticamente todo rastro de su existencia. Esto no solo cambió la escala y el alcance del genocidio, sino que también exigió un nuevo tipo de conmemoración. Como tal, desde el comienzo de la conmemoración del Holocausto, junto a la necesidad de documentar el evento en sí, Yad Vashem reconoció la importancia de recopilar y registrar los nombres de las víctimas, para perpetuar la memoria de cada persona que fue asesinada, junto a la memoria de los pocos que sobrevivieron.
A través de nuestros esfuerzos, esperamos restaurar sus nombres y los rostros a las víctimas, y así derrotar la voluntad demostrada por los nazis de matarlos y borrar hasta el recuerdo de su existencia.